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Un
proyecto multifacético - Joan Fontcuberta
Extracto
del editorial del n°31 de Photovision, junio 2002
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"...recibir
una imagen latente es una invitación a la creatividad (a
una creatividad compartida, a una creatividad "interactiva").
A nivel de respuesta individual, las opciones con estas imágenes
latentes son ilimitadas. Las podemos mantener tal cual, en estado
de latencia permanente, guardando todas sus promesas implícitas
y sus secretos. O, para saciar nuestra curiosidad, podemos revelarlas
por un procedimiento estándar. O revelarlas de forma heterodoxa,
modificando las pautas habituales e introduciendo variantes experimentales.
O podemos teñirlas o pintarlas de colores. O dibujar o escribir
encima. O podemos partirlas en pedazos y hacer un collage con ellas.
O ponerlas en el microondas. O quemarlas y retrofotografiar sus
cenizas. O recubrirlas de emulsión fotográfica y volver
a impresionar encima otra imagen latente...
Hemos
caído en un proceso sin fin, en un proyecto multifacético
que afecta a numerosos aspectos de la creación y que no sentencia
una nueva versión de la anunciada "muerte del autor".
Démonos cuenta que aquí las imágenes, latentes
o visibles, son contingentes en tanto que "obras", son
acertijos o trampas puestas al espectador, sea participante activo
o no. La razón de ser teórica de Photolantente se
halla en la elaboración del proceso mismo: un proceso generador
de imágenes y de interrogantes. En todo caso, pues, la obra
es el proceso en sí y las imágenes resultantes, meros
accidentes. ¿Y el autor? El autor es el que manda. El autor
es el que controla, el que fija las reglas, el que vigila la gestión.
Aunque, como en este caso, el autor nos ceda cotas de participación
porque nos necesita como actores del dispositivo conceptual que
ha creado. Nuestra inevitable y fascinada turbación es parte
necesaria de su juego. Es decir, de su obra..."
© Joan Fontcuberta, 2002
Texto completo del editorial disponible en: www.photovision.es |
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Consonancias - Rosemary Vargas
Extracto del texto publicado en
Photovision, junio 2002
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(...) Al
incidir de forma explícita en la imagen latente, Photolatente
duplica, a mi entender, las estructuras elementales del proceso
fotográfico, recogiéndolas como en un juego de espejos
para colocarlas delante de nosotros y obligarnos a reflexionar sobre
lo que, a fuerza de costumbre, se vuelve transparente y casi trivial
en un mundo sobrecargado de imágenes. También, al
invitar a quienes participan en el proyecto a actuar sobre la imagen
latente, Photolatente nos coloca frente al proceso de composiciones,
descomposiciones y transformaciones implícito en una cierta
idea de obra en la que, además, siempre hay una latencia,
un juego con lo no visto del que eventualmente surge algo que no
estaba previamente allí. Estos temas son los que quiero considerar
en lo que sigue, sobre todo desde las consonancias que, en mi opinión,
existen entre Photolatente y algunas de las ideas vigentes sobre
la experiencia y el fenómeno artístico (...)
©Rosemary Vargas,2002
Texto completo en revista Photovision nš 31
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Lo anónimo
como imagen - Eduardo Momeñe
Extracto del texto publicado en
Photovision, junio 2002
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(...) Es bien sabido que quien no dá su
nombre, tiene mala entrada prácticamente en cualquier parte,
y los templos del arte no son una excepción a esta norma.
En tanto que espacios en los que las palabras luchan por borrar
la imágenes, exigen acreditación.
La autoría se impone como carta de presentación, como
acta notarial, como atributo que define la obra. LLegamos a preguntamos
si la autoría es la obra, y si asi fuese, hay que señalar,
sin embargo, que esta declaración de principios sería
un hallazgo reciente, como lo es el gusto, la figura del artista,
la perspectiva, o los derechos humanos (...)
© Eduardo Momeñe,2002
Texto completo en revista Photovision nš 31 |
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Una poiética
de la transacción - Natacha Pugnet
Extracto del texto publicado en
Photovision, junio 2002
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(...) La estructura
rigurosa concebida por Óscar Molina establece las reglas
de un juego de relaciones triangulares entre el artista, los participantes
y los receptores. La lógica conceptual que rige Photolatente,
semántica y materialmente, da lugar a un conjunto de transacciones
entre estos tres actores. Es una transacción con lo que implica
el término: un intercambio, en este caso el de los papeles
y estatutos respectivos; de ahí viene la dificultad para
nombrar precisamente a cada uno de estos agentes. Dejando el de
artista aparte, los nombres de autor, fotógrafo, coautor,
espectador, todos parecen inadecuados o intercambiables. También
tenemos una transacción cuando, en un momento determinado
del proceso, cada uno se retira y renuncia como en un acuerdo
de concesiones recíprocas a sus prerrogativas y derechos
habituales. Asimismo se trata de una transacción dado que
unos contratos estipulan los compromisos del artista, del colaborador
y del comprador. Parece justo, por tanto, que a éste último
le competa la posibilidad de finalizar el proceso mediante el revelado
de la imagen fotográfica: en su sentido primitivo, transacción
designa la acción de finalizar (...)
© Natacha Pugnet, 2002
Texto completo en revista Photovision nš 31
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Entramado social
y deseo interrumpido - Álvaro de los Ángeles
Extracto del texto publicado en
Photovision, junio 2002
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(...) Todo el problema
de la autoría se soluciona casi de golpe, pues si bien es
cierto que él no realiza ninguna de las imágenes,
sí es el autor del proyecto aunque tampoco sea, en absoluto,
el dueño de los sobres, ni persiga lucro alguno. Todo lo
cual nos dirige hacia unos derroteros que cuestionan todo lo cuestionable:
el valor de la creación, la importancia de las marcas como
substitutas de los individuos y de una forma de vida, el poder del
dinero como emblema de intercambio, la ruptura del deseo y por tanto
de los mecanismos habituales de acción/reacción, la
esencia de la fotografía como medio técnico, lenguaje
visual y expresión artística, etc. Ha dispuesto a
todos los participantes como extras de una película donde
cada uno desempeña un papel que, partiendo de un mismo origen,
desarrollará resultados muy distintos y alejados entre sí.
Y, al mismo tiempo, ha llevado hasta sus últimas
consecuencias las teorías que atañen a la fotografía.
En cierta forma, persiste una intencionalidad de recuperar el aura
de la obra de arte en un medio como el fotográfico, cuya
idiosincrasia le priva de ella (...)
© Álvaro de los Ángeles, 2002
Texto completo en revista Photovision nš 31 |
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Especulaciones -
Cristina Pérez Andrés
Extracto del texto publicado en
Photovision, junio 2002
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(...) La mirada
de la fotografía permite hablar de distintos tipos de especulación.
La de la luz que se refleja en la plata del negativo para formar
la primera imagen latente, el primer fantasma, como las imágenes
que se graban durante la infancia. Esta imagen es especular, al
igual que las que se producen en cualquier otro espejo, objeto que
no existe nunca en la oscuridad. Especular también es reflexionar,
utilizar el pensamiento. Aunque no es la luz la que se refleja permite
el paso de la claridad, iluminando lo que hasta entonces permanecía
en tinieblas. Con ello llegamos al conocimiento.
Otro tipo de especulación es la que se
da en todas las artes y en las necesidades de la vida, por más
primarias que sean (...)
© Cristina Pérez Andrés, 2002
Texto completo en revista Photovision nš 31 |
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Desplazamientos -
Marta Mantecón
Extracto del texto para el catálogo
del CN Foto de Torrelavega, julio 2006
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(...) En el proyecto
de Oscar Molina se produce una inversión de los conceptos
a los que la historia del arte y particularmente la fotografía
ha estado ligada desde tiempos remotos. Con el nacimiento del movimiento
conceptual, mediados los sesenta, y especialmente con determinadas
propuestas posminimalistas, algunas de estas cuestiones ya fueron
puestas en entredicho. La fotografía pasaba a documentar
o testimoniar algunas prácticas creativas de carácter
efímero y la desmaterialización artística encontraba
en la cámara un valioso aliado. En Photolatente, por el contrario,
sucede que la fotografía deviene del proceso mismo, no es
algo externo a él y, en consecuencia, no constituye únicamente
su testimonio visual; en todo caso, aparece como la huella material
de una propuesta operativa que pone el énfasis en lo procesual
y se ofrece conceptualmente, ya que la imagen en estado latente
se oculta en un sobre opaco, quedando en manos de un tercero la
posibilidad de hacerla o no visible.
Se produce entonces un ensanchamiento de las coordenadas espaciales
y temporales, de tal manera que la experiencia del creador va más
allá, enlazando con la de los cientos de participantes que
realizan los registros fotográficos y los miles de poseedores
de sobres Photolatente. No hay cronologías específicas
ni topografías concretas, no sabemos quién realizó
las tomas ni los motivos iconográficos capturados en ellas.
Uno de sus rasgos más notables es precisamente su carácter
nómada y la capacidad que ostenta para generar desplazamientos
entre todos los elementos y personas involucradas: el creador del
proyecto, los autores de las imágenes, el editor y el receptor
final. El proceso se va enriqueciendo con los aportes de cada uno,
pero la percepción y las reflexiones que fluyen a posteriori
son diferentes en cada caso. (...)
© Marta Mantecón, 2006
Texto completo en catálogo del CN Foto de Torrelavega
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La Cámara de Pandora -
Joan Fontcuberta
Extracto del libro La Cámara de Pandora, 2010
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(...) Todas estas cuestiones están también implícitas en Photolatente. Es más, hasta aparecen amplificadas porque desconocemos por completo la identidad de quienes impresionaron los negativos y porque Óscar Molina nos libera expresamente de las cargas y responsabilidades que tuvo que afrontar el conservador del museo diciéndonos: ¡haced con ellas lo que queráis! Con lo cual, recibir una imagen latente es una invitación a la creatividad (a una creatividad compartida, a una creatividad “interactiva”). A nivel de respuesta individual, las opciones con estas imágenes latentes son ilimitadas. Las podemos mantener tal cual, en estado de latencia permanente, guardando todas sus promesas implícitas, todos sus secretos. O, para saciar nuestra curiosidad, podemos revelarlas por un procedimiento estándar. O revelarlas de forma heterodoxa, modificando las pautas habituales e introduciendo variantes experimentales. O podemos teñirlas o pintarlas de colores. O dibujar o escribir encima. O podemos partirlas en pedazos y hacer un collage con sus migajas. O ponerlas en el microondas. O quemarlas y refotografiar sus cenizas. O recubrirlas de emulsión fotográfica y volver a impresionar encima otra imagen latente (...)
© Joan Fontcuberta, 2010
Texto completo en el libro "La Cámara de Pandora. La fotografía después de la fotografía", Editorial Gustavo Gili, S.L. Barcelona 2010, ISBN 8. 9. 189.2010
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